La ciberterapia es un proceso diseñado para
producir cambios conductuales a través del Internet, empleando medios
electrónicos.
La forma tradicional del proceso psicoterapéutico
de cambio es mediante el contacto cara a cara entre el terapeuta o
agente de cambio y el cliente o paciente.
Este contacto está regido por normas éticas profesionales y legales
vigentes para cada grupo profesional en cada país.
El contacto cara a cara permite tanto al terapeuta
como al cliente o paciente la posibilidad de hacer uso de varios de sus
sentidos en el proceso de la interacción.
Por ejemplo, en el proceso cara a cara los participantes no solamente se
ven y oyen mutuamente, sino que también pueden observar con detalle,
entre otros, movimientos o gestos corporales, la entonación y tono al
expresar el contenido verbal y, en sentido general, todo lo que implica
y comunica la conducta no verbal.
Por supuesto, existen circunstancias en las que el
proceso terapéutico cara a cara no es posible.
Uno de los ejemplos más exitosos lo constituyen las líneas telefónicas
para intervención en crisis.
Esta es una modalidad que ha salvado muchas vidas en peligro, por
ejemplo, de un intento de suicidio en progreso.
En otros casos más comunes, muchas personas
procuran inicialmente información u orientación acerca de una situación
o problema más que un proceso terapéutico.
Es precisamente por esto la importancia de que los que responden a estos
llamados de búsqueda de información sean personas preparadas y
calificadas profesionalmente.
La modalidad psicoterapéutica que llamamos
ciberterapia ha tomado su auge precisamente por la revolución cultural
que ha implicado el desarrollo de la cibernética y el Internet en las
últimas décadas. El libre acceso a información ha llevado a muchas personas a
confiar en el medio para la búsqueda de respuestas a inquietudes
personales de todo tipo.
Precisamente el alto costo de la atención
individualizada cara a cara y todo lo que implica en términos mecánicos el
elegir el terapeuta, hacer la cita y asistir a la misma, han hecho que
muchas personas prefieran el nivel adicional de seguridad que permite la
distancia envuelta y el estar detrás de la “protección” de una pantalla o
monitor.
De hecho, aparentemente, aún en las relaciones
interpersonales y amorosas, para algunas personas es más fácil la
comunicación de esta manera que cuando se está cara a cara.
Para otros, la dependencia en el medio cibernético es parte de su estilo de
vida y constituye una herramienta con la que trata de satisfacer todas sus
necesidades.
El proceso ciberterapéutico puede ocurrir vía correos
electrónicos o mensajería instantánea. En el caso de los correos electrónicos, el énfasis es en la
comunicación escrita, mientras que en los mensajes instantáneos, además del
medio escrito puede coexistir la visualización de los interactuantes
mediante el uso de cámaras audiovisuales adaptadas al sistema computacional.
En todo caso, una de las principales diferencias
radica en la temporalidad del proceso llevado a cabo.
En los correos electrónicos, el intercambio generalmente se realiza en
tiempos diferidos, mientras que en la mensajería instantánea el contacto es
en tiempo real, es decir, como parte de un diálogo que ocurre en ese mismo
momento.
La ciberterapia generalmente se inicia mediante una
búsqueda en el Internet de información acerca de un asunto o problemática.
Es posible que los resultados obtenidos lleven a la persona a
decidir, si no lo ha hecho antes, que necesita ayuda o información más
personalizada. La opción entonces es asistir a algunos portales, como este
del Instituto Dr. Pacheco de Psicología
(idpp_esp\contacto\contacto.htm
y
http://www.idpp.org/idpp_esp/informacion/informacion.htm)
o el de AllExperts (http://www.allexperts.com/),
entre muchos otros, que ofrecen orientación o consejería especializada
gratuitamente, de manera limitada.
De desearlo, la persona puede decidir que requiere
servicios terapéuticos más que información limitada y que en vez de cara a
cara, prefiera recibirlos vía el Internet, es decir, ciberterapia.
Nueva vez, procede a buscar los portales servidores de estos servicios y se
inicia el procesamiento de la información encontrada acerca de los servicios
ofrecidos, preparación académica y credenciales del ciberterapeuta, así como
de los costos involucrados y formas de pago.
Para la toma de esta importante decisión, recomendamos
elegir cuidadosamente a su ciberterapeuta y aclarar de antemano los alcances
del servicio, cómo se llevará a cabo y los costos del mismo.
Entre los elementos a considerar está la declaración
expresa y por escrito de que se siguen los lineamientos éticos y legales
profesionales que aplican y la manera de confirmarlo en el Internet.
Adicionalmente, es conveniente que el ciberterapeuta
indique en su portal que se cumple con los requerimientos avanzados de
grupos especializados en este tema, tales como la International Society
for Mental Health on Line (http://www.ismho.org/),
Metanoia (http://www.metanoia.org/imhs/)
y el Internet Healthcare Coalition (http://www.ihealthcoalition.org/),
así como del estricto cumplimiento de normativas tales como las del
Código de Ética y
Disciplina del
Colegio
Dominicano de Psicólogos (http://www.idpp.org/idpp_bil/codopsi/codopsi4.htm),
del Código Deontológico del Psicólogo del Colegio Oficial de Psicólogos
de España (http://www.cop.es/cop/codigo.htm)
y lo expresado en la posición del Comité de Ética de la
American Psychological Association
(http://www.apa.org/ethics/stmnt01.html).
La ciberterapia puede ser reconocida como un
instrumento útil para ayudar a las personas que desean modificar una
conducta o mejorar algún aspecto de sus vidas, siempre que se cumplan los
lineamientos éticos y legales que aplican.
Para garantizar que su experiencia con esta modalidad terapéutica sea
efectiva, eficiente y que cumpla con sus expectativas, le aconsejamos seguir
nuestras recomendaciones aquí señaladas.
El Instituto Dr. Pacheco de Psicología está dedicado
a ayudar a otros a...
Aprender a Vivir Mejor
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