INSTITUTO DR. PACHECO DE PSICOLOGIA

ANGEL ENRIQUE PACHECO, PH.D.

DIRECTOR - PSICOLOGO CLINICO

EDIFICIO PROFESIONAL CLINICA DR. ABEL GONZALEZ

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SANTO DOMINGO

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El Día del Psicólogo [1]

Angel Enrique Pacheco, Ph.D.

El día 6 de abril de cada año se celebra el Día del Psicólogo.  Así que ármese de valor y aunque no envíe una tarjeta de felicitación o un regalito de cariño a su psicólogo favorito, por lo menos decídase y llámele por teléfono.  Se lo agradecerá el que usted le recuerde en este día tan especial.  De hecho, si por casualidad yo tengo la honra de ser su psicólogo favorito, me puede llamar al 686-6666, pues me agradará recibir su llamada e intercambiar impresiones.

La Psicología es la ciencia dedicada al estudio del comportamiento humano.  Todo lo que tiene que ver con la persona, su intimidad y conducta, es objeto de la Psicología.  En cierta medida, la Psicología hace suya la conocida frase del ilustre filósofo español, Don José Ortega y Gasset, “Yo soy yo y mis circunstancias”.

El psicólogo es un científico.  Para ejercer su carrera tiene que completar un programa de estudios avanzados en una universidad acreditada.  El grado académico inicial es la licenciatura, pudiendo continuar sus estudios, profundizando en los mismos, para alcanzar una maestría.  El grado más elevado que puede obtener—aunque todavía no se otorga en el país—es el doctorado y, si lo realiza en un país de tradición anglo-sajona, se denomina Ph.D., el cual es una abreviatura derivada de la frase en latín que significa Doctor en la Filosofía.  En Estados Unidos y Canadá, por ejemplo, se requiere haber alcanzado el título de Ph.D. en Psicología para ejercer la profesión en el ámbito clínico.

El psicólogo puede especializarse en áreas diversas para el desempeño de sus funciones.  Debido a que la complejidad del ser humano es tan vasta, los psicólogos debemos elegir un área específica de desempeño para realizar nuestras labores.  Por esto existen, entre otros, psicólogos educativos, industriales, sociales, militares, religiosos, experimentales y, como es mi caso, clínicos.

Dejaré a otros el hablar de sus especialidades respectivas y me dedicaré a conversar con ustedes un poco acerca de lo que conozco mejor, la Psicología Clínica.  Esta especialidad está dedicada al estudio de la conducta humana y a entender cómo la conducta caracteriza a la persona.  De ahí viene el término personalidad, palabra cuyo significado no es más que el conjunto de características perdurables que define al individuo.

El psicólogo clínico se dedica a estudiar Psicología del desarrollo o Psicología “normal” y Psicopatología o Psicología “anormal” al través de toda su carrera.  Además de su formación básica en todas las áreas del comportamiento humano y en psicofisiología (las funciones del cuerpo relacionadas con la conducta), el psicólogo clínico estudia métodos propios tales como la psicometría—tecnología sofisticada para medir o cuantificar y predecir la conducta humana, así como lo que se conoce como la psicoterapia—el conjunto de técnicas y procedimientos diseñados para modificar el comportamiento humano.

Hablemos un poco de la psicometría, ya que constituye una especialidad exclusiva del psicólogo.  Mediante evaluaciones psicométricas es posible reducir la incertidumbre acerca de muchas variables del comportamiento humano.  Por ejemplo, podemos saber con precisión el nivel de desarrollo de un niño a temprana edad.  Podemos también determinar la capacidad intelectual de una persona mediante los tests psicológicos diseñados para estos fines; de hecho, este término “cociente intelectual” es una invención de los psicólogos.

Otra área en que incursiona la psicometría es en la de ayudar a jóvenes y adultos a elegir su carrera vocacional mediante baterías o conjuntos de tests diseñados para estos fines.  Por supuesto, no podemos dejar detrás la gran revolución que han significado los tests psicológicos en la esfera educativa, pues constituyen la forma idónea para lograr la adecuada evaluación del proceso enseñanza-aprendizaje.

Un área de la psicometría que merece especial consideración lo constituye la evaluación de la personalidad, pues permite conocer mejor y más rápidamente a la persona en cuanto a sus características esenciales y determinantes, así como sus desviaciones de la conducta “normal” o típica (cuidado—estos tests son muy diferentes a los mal llamados tests de personalidad que aparecen en las revistas populares), así como poder predecir potenciales problemas de comportamiento en el individuo.

La psicoterapia es el arma de combate del psicólogo clínico.  Los psiquiatras modifican la conducta usando fármacos y los psicólogos clínicos con la psicoterapia.  La diferencia es abismal, pues la psicoterapia nunca es un método invasivo y tiene la ventaja de que respeta la fisiología del ser humano.  Por esto y aunque tenga la preparación académica requerida, el psicólogo nunca receta fármacos de ningún género.  De hecho, lo aconsejable es que la persona primero consulte al psicólogo clínico y, luego, de ser necesario, el mismo psicólogo clínico hará los arreglos necesarios con el psiquiatra para que se complemente la psicoterapia con la farmacoterapia, si es que esto es conveniente e imprescindible.

La psicoterapia constituye una tecnología altamente sofisticada para la modificación del comportamiento humano.  Sus alcances son vastos.  Es empleada regularmente para asuntos tan prácticos como el enseñar a un niño a no orinarse de noche o a mejorar su comportamiento y atención, para mejorar cualesquiera de los problemas asociados a la ansiedad, depresión y problemas existenciales, así como para salvar el matrimonio de una pareja en dificultades o mejorar una disfunción sexual.  Puede esta psicoterapia ser empleada con niños, jóvenes y adultos, así como dentro del contexto de una pareja, de una familia o de un grupo social relacionado o no.  Incluso, funciona tanto dentro de la consulta ambulatoria, como en los ambientes hospitalario, escolar, laboral y familiar.

Todo tipo de problema de la conducta humana o del buen vivir puede ser tratado con esta tecnología de puntera.  De hecho, los miembros de todo grupo de referencia social, incluso las personas provenientes de minorías, de grupos sociales marginados por la sociedad, así como los representantes de los sectores medios y de mayor o menor afluencia socio-económica encuentran la ayuda que buscan y requieren con la psicoterapia.

El psicólogo clínico, en esencia, es una persona dedicada a ayudar a los demás.  Sin la vocación de servicio al prójimo sería un profesional frustrado.  Hay que gustarle a uno ese asunto de ayudar a los demás y de poder compartir las penas y alegrías de los que nos rodean.  Por supuesto, esto requiere que el psicólogo tenga ciertas características esenciales para poder desempeñar su trabajo.  Por ejemplo, necesita ser una persona inteligente, verbal, sensible, altamente educada en los asuntos de su profesión, así como poseedor de vasta cultura y, por supuesto, en todos los sentidos ser el guardián de la moralidad y normas sociales del medio en que se desempeña.

El psicólogo es la persona a quien se le debe poder confiar un secreto o una intimidad, sin que exista el riesgo de que se divulgue posteriormente.  Debe poder reflejar los sentimientos del que sufre y mostrar empatía y rapport con todo el que le consulte.  Es, realmente, la evocación moderna del ancestral hechicero de la tribu, conocedor de todo lo que atañe al ser y poseedor de la llave hacia los misterios del alma y de lo divino.  Así que no se pierda en esto.  Llame a su psicólogo y felicítelo.  Es su día y se lo merece.

 

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[1] Publicado 6 abril 2002, Oh!Magazine, La Revista del Listín Diario, 98, 70-71.

 

Correspondencia acerca de este artículo debe ser dirigida a Angel Enrique Pacheco, Ph.D., Instituto Dr. Pacheco de Psicología (IDPP), Edificio Profesional Clínica Dr. Abel González, Avenida Independencia 105, Santo Domingo, República Dominicana.  Teléfono 809-686-6666, Fax 809-686-2222, E-Mail apacheco@idpp.org e Internet http://www.idpp.org/.

 

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