Identificación: Flujograma y Tareas en el Proceso de Intervención Clínica en Salud Mental Comunitaria

 

 

 

Flujograma y Tareas en el Proceso de Intervención Clínica en Salud Mental Comunitaria[1]

Angel Enrique Pacheco, Ph.D.

Edificio Profesional Clínica Dr. Abel González, Santo Domingo, República Dominicana


Resumen

Este trabajo es un estudio descriptivo del flujograma y tareas que tienen lugar en el proceso de intervención clínica como parte de los servicios de un centro típico de salud mental comunitaria.  La organización y presentación de la información se hace en base a cinco etapas: (a) contacto, (b) cita inicial, (c) contacto clínico inicial, (d) proceso de intervención clínica y, (e) seguimiento.  El presente análisis enfoca el proceso de intervención clínica y no incluye los servicios de educación, prevención, mantenimiento y consultoría que usualmente ofrecen los centros de salud mental comunitaria.  El esquema planteado sirve de base para la organización de la entrega de los servicios clínicos de cualquier centro de salud mental basado en la comunidad.

 

Salud mental comunitaria, proceso de intervención clínica, organización de servicios clínicos en centros de salud mental comunitaria

 

Abstract

This paper is a descriptive study of  the flowchart and tasks that take place in the process of clinical intervention as part of the services of a typical community mental health center.  The organization and presentation of the information is done based on five stages: (a) contact, (b) initial appointment, (c) initial clinical contact, (d) clinical intervention process and, (e) follow-up.  The present analysis focuses on the process of clinical intervention and does not include the educational, prevention, maintenance, and consultation services usually offered by community mental health centers.  The scheme presented can be used as the basis for the organization of the delivery of clinical services of any community-based mental health center.

 

Community mental health, clinical intervention process, organization of clinical services in community mental health centers


El presente trabajo es un estudio descriptivo del flujograma y de las tareas que tienen lugar en el proceso de la entrega de los servicios de un centro típico de salud mental comunitaria.  Está basado en la experiencia del autor adquirida durante más de dos décadas en la práctica clínica de su profesión como salubrista mental.  La organización y presentación de la información se hace en base a cinco etapas:  (a) contacto, (b) cita inicial, (c) contacto clínico inicial, (d) proceso de intervención clínica y, (e) seguimiento.  El presente análisis enfoca el proceso de intervención clínica y no incluye los servicios de educación, prevención, mantenimiento y consultoría que usualmente ofrecen los centros de salud mental comunitaria (Caplan, 1964, 1970; Singh, 1971; Mannino, MacLennan, & Shore, 1975).  El esquema planteado sirve de base para la organización de la entrega de los servicios clínicos de cualquier centro de salud mental basado en la comunidad.

 

I.  Flujograma del Proceso de Intervención Clínica

Introducción

La Figura 1 ilustra el flujograma del proceso de intervención clínica, dividido en etapas discretas, así como las posibles rutas que puede tomar la persona que hace uso de estos servicios.  La Figura 1 incluye también una relación de los principales elementos que caracterizan cada una de las etapas que se desarrollan en el flujograma según se describen a continuación.

Etapa I.  Contacto

El contacto inicial de la persona con el centro de salud mental comunitaria puede ser por teléfono y/o en persona.  La persona que hace este primer contacto generalmente solicita información relevante acerca de los servicios disponibles y acerca de su posibilidad de accesar a los mismos.

El primer contacto del cliente o paciente, según el término preferido por el salubrista mental y/o la comunidad en que se ofrecen los servicios, lo realizará con algún miembro del personal administrativo que habitualmente desempeña estas funciones.  En el caso de que la llamada o contacto sea considerado de emergencia por el cliente/paciente o por el miembro del personal, se procedería de inmediato con un referimiento al salubrista de servicio, quien a su vez daría inicio al proceso de intervención clínica descrito más abajo.

El contacto inicial debe proveer información adecuada para que el cliente/paciente prospectivo pueda tomar la decisión o no de empezar el tratamiento psicoterapéutico; de ahí la importancia que tienen la capacidad y preparación que debe tener la persona a cargo de esta delicada tarea.  Si la decisión tomada es negativa pero ha sido tratado de manera percibida como adecuada, la persona puede eventualmente volver a hacer contacto con el centro de salud mental comunitaria para nuevas informaciones y/o para iniciar el tratamiento.  Si la persona consiente en iniciar el tratamiento, entonces se concerta una cita inicial.  Una vez más, esta etapa del proceso puede ocurrir tanto por teléfono como en persona.

Etapa II.  Cita Inicial

Esta etapa está caracterizada por el contrato verbal entre el cliente/paciente y el centro de salud mental comunitaria para la realización de servicios de salud mental a favor del cliente/paciente.  Su realización consiste fundamentalmente en fijar, por teléfono o en persona, la fecha y hora en que tendrá lugar el contacto clínico inicial y, en algunos casos, informar las condiciones y/o honorarios profesionales cobrados por el centro de salud mental comunitaria.  El miembro del personal del centro de salud mental comunitaria también tomara algunos datos básicos necesarios, tales como el nombre y teléfonos del cliente/paciente, así como los datos de la persona responsable, si el cliente/paciente es menor de edad y la fuente del referimiento.

Etapa III.  Contacto Clínico Inicial

El propósito fundamental del contacto clínico inicial consiste en atender dos asuntos primordiales: (a) generar un contrato de servicios básico y una base de datos mínima acerca de la persona que consulta, así como obtener los datos necesarios para los asuntos financieros o contables relacionados con los servicios a ser realizados y, (b) iniciar el estudio y tratamiento de los problemas que acercan a la persona al centro de salud mental comunitaria.

Dependiendo de las preferencias o necesidades del centro de salud mental comunitaria, una persona no profesional o para-profesional, entrenada para estos fines, puede tomar los datos requeridos para la base de datos y contabilidad, para luego ser realizado el contacto clínico inicial propiamente dicho por (a) un profesional que evaluará la problemática del cliente/paciente y entonces referir el caso a un profesional adecuado o, (b) directamente por el profesional que manejará el caso.  En algunos centros de salud mental comunitaria se prefiere que el clínico realice toda esta labor directamente.

El contacto clínico inicial puede ser parte del proceso de intervención clínica cuando el salubrista mental produce los primeros esfuerzos en ayudar al cliente/paciente a entender y/o a resolver sus problemas.  Es la etapa en la que adicionalmente se realizan las siguientes actividades: (a) se acuerda un contrato terapéutico básico (Goldfried & Davison, 1976), (b) se abre un expediente clínico para consignar los detalles de todo el proceso de intervención con este cliente/paciente, (c) se inician propiamente los procedimientos clínicos, (d) se diseña y se inicia la ejecución de la evaluación del tratamiento y, (e) se inicia la ejecución de los procesos de control de calidad y de garantía de calidad requeridos por el centro de salud mental comunitaria.  Esta parte del contacto clínico inicial constituye formalmente el inicio del proceso de intervención clínica.

Etapa IV.  Proceso de Intervención Clínica

En el proceso de intervención clínica se continúan las actividades iniciadas en la etapa anterior y, de manera extendida, se sigue obteniendo la información clínica y la requerida para la base de datos y contabilidad y desarrollándose el proceso de intervención clínica, hasta el momento en que se produce un fin programado o no de la intervención clínica.  Este fin no programado de los servicios también puede ocurrir en cualesquiera de las etapas anteriores.  En sentido general, dado que la salud mental es un constructo ideal y sin límites preestablecidos, los centros de salud mental comunitaria usualmente limitan el alta de algunos clientes/pacientes que requieren servicios prolongados solamente por motivos de constreñimiento económico.  En muchos casos, sin embargo, las metas del tratamiento son logradas dentro de límites apropiados y razonables[2] establecidos por esa comunidad científica y se produce una terminación programada de los servicios clínicos.  Sea o no programada la descontinuación de los servicios por parte del cliente/paciente, el centro de salud mental comunitaria deberá lograr que se produzca la siguiente etapa, esto es, la del seguimiento.

Etapa V.  Seguimiento

El seguimiento consiste en la realización de un esfuerzo por parte del centro de salud mental comunitaria y/o del salubrista mental para producir un acercamiento con el cliente/paciente con miras a determinar su status actual, con particular énfasis en las circunstancias que le acercaron a los servicios recibidos y su nivel actual de integración con la comunidad.  Puede dar lugar a un nuevo tratamiento o a una continuación del tratamiento anterior.  El seguimiento es también un componente importante para realizar la evaluación del tratamiento, particularmente de la permanencia de los beneficios logrados en el mismo luego de haber transcurrido un cierto tiempo, así como para verificar el control de la calidad y la garantía de la calidad de los servicios ofrecidos por el centro de salud mental comunitaria.

 


II.  Tareas en el Proceso de Intervención Clínica

Introducción

Para los fines de su mejor comprensión, se presenta el proceso de intervención clínica en base a las tareas o actividades a ser realizadas por el cliente/paciente, por el personal o por el clínico de servicio y en función de las que realizará exclusivamente el clínico o terapista primario.  Se entiende que el término “clínico” se refiere a un especialista en salud mental comunitaria con un grado académico avanzado, avalado por prácticas supervisadas adecuadas y el correspondiente exequatur o licencia estatal para ejercer la profesión de psicólogo clínico, psiquiatra o trabajador social clínico.  La Figura 2 representa gráficamente estas tareas, que describimos a continuación.


Etapa I.  Contacto

Cliente/paciente.  En esta primera etapa el cliente/paciente realiza la llamada telefónica y/o visita al centro de salud mental comunitaria con su solicitud de información y/o de ayuda en salud mental.

Personal/Clínico de Servicio/Clínico.  Las principales tareas del personal administrativo a cargo, del clínico de servicio o del clínico responsable del caso, según las preferencias del centro de salud mental comunitaria, se refieren a: (a) dar la bienvenida al potencial cliente/paciente, (b) proveer la información solicitada y otras informaciones relevantes, incluso el referir a otros centros apropiados y, (c) iniciar el proceso de intervención psicológica si se considera que el contacto presenta elementos de crisis o emergencia para el cliente/paciente.

Etapa II.  Cita Inicial

Cliente/paciente.  La tarea fundamental a ser realizada por el cliente/paciente consiste en solicitar la cita por la vía telefónica o personalmente.

Personal/Clínico de Servicio/Clínico.  Las tareas a ser realizadas consisten en fijar la cita inicial y actualizar el libro o registro de citas con los siguientes datos: (a) datos de la cita, (b) nombre y teléfonos del cliente/paciente y de la persona responsable, si el cliente/paciente es menor de edad, así como de la persona contacto y, (c) información acerca de la fuente de referimiento del cliente/paciente.

Etapa III.  Contacto Clínico Inicial

Cliente/paciente.  Las principales tareas a ser realizadas por el cliente/paciente en esta etapa consisten en: (a) asistir a la cita inicial, (b) llenar los formularios administrativos y clínicos requeridos por el centro de salud mental comunitaria, (c) solicitar información concisa acerca del tratamiento que se propone recibir, (d) aceptar el contrato de servicios y el contrato terapéutico, (e) decidir libremente si desea participar en alguna investigación científica que se esté realizando en el centro de salud mental comunitaria, (f) participar activamente en el tratamiento, (g) proveer información acerca de su seguro de salud y/o cancelar directamente los honorarios profesionales por servicios prestados, (g) seguir las recomendaciones profesionales y, (h) cancelar o rehacer con tiempo suficiente las citas que no serán mantenidas.

Personal/Clínico de Servicio.  En esta etapa el personal administrativo o el clínico de servicio deberán: (a) verificar la cita, (b) buscar en la base de datos del centro de salud mental comunitaria si existe un expediente previo para el cliente/paciente, (c) abrir el expediente existente o uno nuevo, actualizando los datos si se informan cambios o si los datos tienen más de tres meses, (d) completar los formularios administrativos para la base de datos y contabilidad, los formularios legales o autorizaciones requeridas (Hayes, Follette, Dawes, & Grady,1995; Herr, 1977; Mella, 1992; Martin, 1975; Stone, 1975), los formularios clínicos y/o de investigación con el fin de recopilar los datos requeridos, (e) fijar una nueva cita para continuar el tratamiento, al concluir la actual y, (f) completar los formularios del seguro de salud y/o cobrar los honorarios profesionales correspondientes[3].

Clínico.  El clínico, en su función profesional, adicionalmente deberá realizar las siguientes tareas en esta etapa:  (a) procesar el expediente clínico, enterándose de la información existente en el mismo, (b) realizar los procesos clínicos relevantes hasta producir un contrato terapéutico (Rimm & Masters, 1974; Golfried & Davison, 1976), (c) iniciar los procedimientos clínicos formales (Barlow, 1993; Ollendick & Cerny, 1981; Gambrill, 1977; Golfried & Davison, 1976; Meichenbaum, 1977; Lutzker & Martin, 1981; Becker, 1971; Rimm & Masters, 1974; Tharp & Wetzel, 1969; Leitenberg 1976), (d) recopilar todos los datos necesarios, consignando las bases conductuales de todas las interpretaciones o inferencias realizadas (Bandura, 1969; Gambrill, 1977; Golfried & Davison, 1976), (e) realizar la evaluación clínica (Golfried & Davison, 1976; Ullmann & Krasner, 1975; Gelfand & Hartmann, 1975) y del status mental (Graham, 1973) del cliente/paciente, (f) recomendar los tests psicométricos (Graham, 1990; Butcher, 1987, 1990; Lezak, 1976; Koppitz, 1963; Lacks, 1984; Romanczyk, 1986) y las pruebas de laboratorio clínico o exámenes especializados que sean requeridos, (g) usar los formularios clínicos y los protocolos de procedimientos de investigación que sean pertinentes, (h) opcionalmente, hacer uso de la consultoría y/o supervisión de casos que pueda proveer un clínico autorizado para estos fines, así como asignar el caso a otro especialista o referir al cliente/paciente para algún procedimiento o tratamiento especializado, (I) evaluar la terapia mediante procesos científicamente válidos (Bergin & Garfield, 1971; Gambrill, 1977 ) y, (j) llevar a cabo los procesos de control de calidad y de garantía de calidad (Claiborn, Stricker, & Bent, 1982) establecidos por el centro de salud mental comunitaria.

Etapa IV.  Proceso de Intervención Clínica

En esta etapa se continúan desarrollando las mismas actividades descritas para la etapa anterior, esto es, la del contacto clínico inicial.

Etapa V.  Seguimiento

Cliente/paciente.  En esta etapa, haya sido programada o no la terminación de los servicios clínicos, el cliente/paciente tiene como tareas las siguientes:  (a) decidir si acepta el contacto de seguimiento, (b) decidir si desea y/o necesita continuar o reanudar el proceso psicoterapéutico o no, (c) colaborar en proveer la información solicitada y, (d) cancelar los honorarios profesionales que puedan estar pendientes.

Personal/Clínico de Servicio/Clínico.  El personal administrativo que tenga asignadas estas funciones, así como el clínico de servicio o el clínico responsable del caso, deberán realizar las siguientes tareas:  (a) producir un acercamiento telefónico, escrito o en persona con el cliente/paciente, (b) dar seguimiento al proceso concluido hasta el momento, particularmente en base al contexto situacional del cliente/paciente en la comunidad (Nietzel, Winett, MacDonald, & Davidson, 1977), (c) evaluar de manera sistematizada el proceso terapéutico, con especial atención a los problemas o circunstancias que llevaron al cliente/paciente a solicitar los servicios de salud mental y su adaptación en ese momento a su medio ambiente y, (d) a ejecutar los procedimientos de control de calidad y de garantía de calidad establecidos por el centro de salud mental comunitaria.

El proceso de intervención clínica requiere de ciencia y de arte por parte del especialista en salud mental (London, 1964).  El conocer el flujograma y las tareas envueltas en el proceso de intervención clínica, así como el desempeñar estas actividades con todo el rigor científico y metodológico necesarios, permitirá al clínico una mejor realización de sus funciones en beneficio de la población a que sirve el centro de salud mental comunitaria.


Referencias

Bandura, A. (1969).  Principles of behavior modification.  New York, N.Y.: Holt, Rinehart, & Winston.

Barlow, D. H. (Ed.) (1993).  Clinical handbook of psychological disorders: A step-by-step treatment manual (2nd ed.).  New York, N.Y.: The Guilford Press.

Becker, W. C. (1971).  Parents are teachers: A child management program.  Champaign, Illinois: Research Press.

Bergin, A. E., & Garfield, S. L. (1971).  Handbook of psychotherapy and behavior change: An empirical analysis.  New York, N.Y.: John Wiley & Sons, Inc.

Butcher, J. M. (Ed.) (1987).  Computerized psychological assessment: A practitioner’s guide.  New York, N.Y.: Basic Books, Inc.

Butcher, J. M. (1990).  The MMPI-2 in psychological treatment.  New York, N.Y.: Oxford University Press.

Caplan, G. (1964).  Principles of preventive psychiatry.  New York, N.Y.: Basic Books, Inc.

Caplan, G. (1970).  The theory and practice of mental health consultation.  New York, N.Y.: Basic Books, Inc.

Claiborn, W.L., Stricker, G., & Bent, R. J. (Eds.). (1982).  Peer review and quality assurance.  Professional Psychology, 13(1), completo.

Gambrill, E. (1977).  Behavior modification: Handbook of assessment, intervention, and evaluation.  San Francisco, CA: Jossey-Bass Publishers.

Gelfand, D. M., & Hartmann, D. P. (1975).  Child behavior analysis and therapy.  New York, N.Y.: Pergamon Press Inc.

Graham, J. R. (1990).  MMPI-2 assessing personality and psychopathology.  New York, N. Y.: Oxford University Press.

Graham, T. F.  (1973).  Mental status manual.  East Hanover, N.J.: Sandoz Pharmaceuticals.

Golfried, M. R., & Davison, G. C. (1976).  Clinical behavior therapy.  New York, N.Y.: Holt, Rinehart and Winston.

Hayes, S. C., Follette, V. M., Dawes, R. M., & Grady, K. E. (1995).  Scientific standards of psychological practice: Issues and recommendations.  Reno, Nevada: Context Press.

Herr, S. S. (1977).  Rights into action: Protecting human rights of the mentally handicapped.  Reimpreso de Catholic University Law Review, 26(2), 204-318.

Hoyt, M. F. (1995).  Brief therapy and managed care.  San Francisco, CA: Jossey-Bass Publishers.

Koppitz, E. M. (1963).  The Bender Gestalt for young children, vols. I y II.  New York, N.Y.: The Psychological Corporation, Harcourt Brace Jovanovich, Inc.

Lacks, P. (1984).  Bender Gestalt screening for brain dysfunction.  New York, N.Y.: John Wiley & Sons.

Leitenberg, H. (Ed.) (1976).  Handbook of behavior modification and behavior therapy.  Englewood Cliffs, N.J.: Prentice-Hall, Inc.

Lezak, M. D. (1976).  Neuropsychological assessment.  New York, N. Y.: Oxford University Press.

London, P.,  (1964).  The modes and morals of psychotherapy.  New York, N.Y.: Holt, Rinehart, & Winston, Inc.

Lutzker, J. R., & Martin, J. A. (1981).  Behavior change.  Monterey, California:  Brooks/Cole Publishing Company.

Mannino, F. V., MacLennan, B. W., & Shore, M. F. (1975).  The practice of mental health consultation.  Adelphi, Maryland: National Institute of Mental Health.

Martin, R. (1975).  Legal challenges to behavior modification: Trends in schools, corrections and mental health.  Champaign, Illinois: Research Press.

Meichenbaum, D. (1977).  Cognitive-behavior modification: An integrative approach.   New York, N.Y.: Plenum Press.

Mella-Mejías, C. (1992).  Dificultades éticas en la intervención psiquiátrica.  Trabajo presentado en el Primer Simposio Domínico-Español de Neuro-Psiquiatría y de Geriatría.  Santiago, R.D.: Sociedad Dominicana de Psiquiatría.

Nietzel, M. T., Winett, R. A., MacDonald, M. L., & Davidson, W. S. (1977).  Behavioral approaches to community psychology.  New York, N.Y.: Pergamon Press.

Ollendick, T. H., & Cerny, J. A. (1981).  Clinical behavior therapy with children.  New York, N.Y.: Plenum Press

Rimm, D. C., & Masters, J. C. (1974).  Behavior therapy: Techniques and empirical findings.  New York, N.Y.: Academic Press.

Romanczyk, R. G. (1986).  Clinical utilization of microcomputer technology.  New York, N.Y.: Pergamon Press.

Singh, R. K. J. (1971).  The theory and practice of mental health consultation.  New York, N.Y.: Basic Books, Inc.

Stone, A. A. (1975).  Mental health and law: A system in transition.  Rockville, Maryland: National Institute of Mental Health.

Tharp, R. G., & Wetzel, R. J.  (1969).  Behavior modification in the natural environment.  New York, N.Y.: Academic Press.

Trabin, T. (Ed.) (1966).  The computerization of behavioral healthcare.  San Francisco, CA: Jossey-Bass Publications.

Ullmann, L. P., & Krasner, L. (Eds.) (1975).  A psychological approach to abnormal behavior.  Englewood Cliffs, N. J.: Prentice-Hall.  (Publicado originalmente 1969.)



[1] Pacheco, A. E. (1996).  Flujograma y tareas en el proceso de intervención clínica en salud mental comunitaria [Flowchart and tasks in the clinical intervention process in community mental health].  Revista Dominicana de Psiquiatría, 8(2), 18-23.

 

Correspondencia acerca de este artículo debe ser dirigida a Angel Enrique Pacheco, Ph.D., Instituto Dr. Pacheco de Psicología (IDPP), Edificio Profesional Clínica Dr. Abel González, Avenida Independencia 105, Santo Domingo, República Dominicana.  Teléfono 809-686-6666, Fax 809-686-2222, E-Mail apacheco@idpp.org e Internet http://www.idpp.org/.

 

© 2001 Angel Enrique Pacheco, Ph.D.  Todos los Derechos Reservados.

[2] Las precariedades económicas han presionado los servicios de los centros de salud mental comunitaria de tal manera que las autoridades gubernamentales y las empresas comerciales prefieren manejar administrativa y contractualmente la salud mental de las personas a su cargo.  Para una visión autorizada y actualizada de este asunto, consultar a Hoyt (1995).

[3] Un estudio pormenorizado y vigente acerca de las normas científicas para la practica psicológica puede ser encontrado en Hayes, Follette, Dawes, & Grady (1995), mientras que un análisis similar sobre la computarización del cuidado en salud mental aparece en Trabin (1996).